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El restaurante abrió sus puertas en 1980 |
Situado en el kilómetro 89 de la
carretera nacional 332 Cartagena-Alicante, había sido en un principio un
concesionario de compra-venta de coches de segunda mano. Los tres amigos lo
transformaron en un agradable restaurante que pronto comenzó a recibir a todo
tipo de gente y familias que acudían a su barra a tomar calamares, pescaditos y mirinda. Con el paso del tiempo el restaurante se
fue ampliando y transformando en un espacio acogedor, tranquilo y de trato
familiar, ante todo.
La fatalidad hace que uno de los tres amigos, Paco, nos abandone. El restaurante, convertido ya entonces en una gran familia entre dueños y empleados, se viste de duelo y, apoyados los unos en los otros, consiguen seguir adelante. Con el tiempo, José López y José Navarro decidieron separar sus caminos laborales y explorar el mundo de la restauración con otros puntos de vista y con el apoyo de sus respectivas familias. De esta manera, José Navarro Calderón, el Rubio, junto con su esposa, Josefa Pallarés Navarro, y sus hijos, toman las riendas de el Faro con mucha ilusión, iniciándose de esta manera una nueva etapa en la historia de este restaurante.
La fatalidad hace que uno de los tres amigos, Paco, nos abandone. El restaurante, convertido ya entonces en una gran familia entre dueños y empleados, se viste de duelo y, apoyados los unos en los otros, consiguen seguir adelante. Con el tiempo, José López y José Navarro decidieron separar sus caminos laborales y explorar el mundo de la restauración con otros puntos de vista y con el apoyo de sus respectivas familias. De esta manera, José Navarro Calderón, el Rubio, junto con su esposa, Josefa Pallarés Navarro, y sus hijos, toman las riendas de el Faro con mucha ilusión, iniciándose de esta manera una nueva etapa en la historia de este restaurante.
Y ya han
pasado 33 años desde que se sirviera aquí el primer arroz banda. Es casi una
vida y el secreto es muy simple: “Amor con amor se paga”. El intentar hacer las
cosas con cariño es primordial, y escoger siempre la materia prima de primera
calidad, fundamental. Está claro que nadie es perfecto y es por eso que siempre
hay que buscarle el lado positivo a todas las cosas y aprender de los errores,
que te hacen mejorar y ser más fuerte. Y de esto, la gente que por aquí pasa se da cuenta,
y es por eso que regresa. Nuestros clientes, lo mejor de la casa. Y es que los
clientes han pasado a ser amigos. Muchos han celebrado con nosotros sus
nupcias, después los bautizos de sus hijos y ahora la comunión. Los hay que
vienen de bien lejos de vacaciones y, año tras año, no dejan de pasar a
hacernos una visita. Es entonces cuando te das cuenta de lo que pasa el tiempo,
cuando vienen y te presentan a los nuevos miembros de su familia. Y, ante esto,
nosotros nos sentimos muy orgullosos.
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